Switch Mode

Boda Relampago: El Lazo Inesperado Capítulo 1650

Capitulo 1650

con un tono de desgano, dijo: Amigo, estoy con el corazón roto, ¿cómo esperas que me ponga a jugar?

sin mucho facto, le respondid: “Pues si estás asi, mejor vámonos.

ano, un poco molesto, replicó: “Esa no es forma de agradecer que te ayudé a probar el juego, y ahora que stá en linea y ganando mucho dinero, mira cómo me tratas. Maurito, no puedes ser así con los demás, si no, terminaras sin amigos.

Mauro se burló de él. “Con esa lengua picante, me sorprende que hayas conseguido novia.”

Alano, con un poco de orgullo, dijo: “¿Será que no te relacionas mejor con las chicas?

Tengo novia porque primero, soy guapo, y segundo, porque tengo dinero.

Un hombre guapo y con dinero, eso es lo más cotizado del mercado.”

Mauro no pudo evitar reírse: “Eres un buen hombre, ¿por qué te describes como si fueras un producto a la venta?”

Alano explicó: “Es solo una manera de hablar.”g2

Mauro no quería seguir discutiendo y mirando su reloj, se levantó para irse.

Alano, curioso, le preguntó: “¿Por qué invitas a tanta gente a tu casa a probar el juego si luego te vas? Todos están trabajando duro aquí.”

Mauro contestó: “Enzo y los demás regresaron a la universidad, quedamos para comer juntos.”

Alano se interesó: “¿Enzo? ¿Josef? ¿Noé?”

Después de dos meses de vacaciones sin verlos, Mauro también estaba ansioso: “Sí.”

Alano lo siguió: “Maurito, tus amigos son de la élite. Especialmente Enzo, que a sus veinte años ya lleva años dirigiendo Hércules Construcción CO. y la ha convertido en una de las empresas más importantes a nivel mundial.”

Enzo, Josef y Noé también eran estudiantes de la Universidad de la Capital.

Enzo había tomado las riendas del negocio familiar antes de ingresar a la universidad y, a pesar de que no asistía a clases con regularidad, siempre obtenía las mejores calificaciones, lo que hacía que su presencia en la universidad fuera escasa.

Alano había querido conocer a estos pesos pesados desde hace tiempo, pero nunca había tenido la oportunidad: “Maurito, llévame a conocerlos, ¿si?”

Mauro no dijo nada y con una mirada, Alano entendió el mensaje.

Alano se resignó: “Está bien, está bien, yo no voy. Me encargaré de supervisar a los demás para que hagan bien los informes de prueba.”

Mauro agradeció: “Gracias, me estás haciendo un gran favor.”

Alano pensó en su interior: “¡Qué favor ni qué nada!”

Mauro y los demás se encontraron en un restaurante privado cerca de la universidad, propiedad de Enzo.

Como era muy selectivo con la comida, al mudarse a la Ciudad Capital para estudiar, no solo trajo a su chef personal, sino que también montó su propio restaurante.

El restaurante de Enzo no estaba abierto al público en general y solo atendía a su círculo cercano, garantizando la exclusividad, la calidad de los platos, el sabor y la higiene.

Capitulo 1650

Cuando los cuatro estaban en la Ciudad Capital, les gustaba reunirse allí para comer, tomar café y jugar a las

cartas.

Sin embargo, cada uno estaba muy ocupado y era dificil encontrar un momento para reunirse todos a la vez.

El que se hayan reunido ese día no se debía solo al inicio de las clases, sino principalmente a que la familia, Pinales había arreglado un matrimonio para Mauro.

Nada más entra Mauro, escuchó la broma de Josef: “Mauro, felicidades, felicidades, felicidades por tu flamante y joven esposal”

Mauro, juguetón, le dio un puñetazo en el brazo: “¿Qué te pasa, Josef? ¿Buscas pelea?

Sabes que no me gusta esa mujer, sabes que estoy siendo forzado por mi abuelo, ¿y tú me felicitas?”

Noé intervino: “Si realmente no la quisieras, con tu habilidad, esa boda jamás se llevaría a cabo.”

En otras palabras, el éxito del compromiso tenía algo que ver con Mauro.

Mauro sonrió: “Al menos ustedes me entienden.”

Josef agregó: “Entendemos que quieres tomar las riendas del Grupo Pinales, pero de momento no tienes la seguridad de poder vencer a los que codician tu lugar. Por eso, estás usando esta táctica para confundir a los enemigos.”

“¿Podrían tener un poco de consideración, por favor? No me expongan como si fuera un libro abierto.” Mauro miró hacia Enzo, quien no había dicho ni una palabra, “Enzo, me gustaría saber qué piensas tú.”

Comment

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *

Options

not work with dark mode
Reset