Capítulo 1646
Azula no se sorprendió de que a Mauro le gustaran las chicas llenas de vida y energía.
La chica golpeaba una pelota tras otra con su raqueta, y en poco tiempo había vaciado un carrito entero de pelotas de tenis.
Se secó el sudor con una toalla y luego giró la cabeza para mirar a Azula.
En su mirada había algo de evaluación y un poco de desdén. “¿Azula? ¿Eres de Mar Azul?”
Azula respondió, “Sí.”
Helena preguntó con interés, “¿Sabes jugar al tenis?”
La familia Mandes siempre habia enfocado a Azula en las artes; dominaba la música, la pintura, la literatura, por lo que no había tenido tiempo para practicar deportes, y su condición física dejaba mucho que desear. “No”, admitió.e2
Helena, con un movimiento de su raqueta, devolvió una pelota lanzada por la máquina y dijo, “El tenis tampoco es un deporte tan caro. Afuera, puedes contratar a un entrenador privado y una clase te saldría por unos cuantos dólares. ¿Acaso tu familia no está dispuesta a invertir eso en ti?”
¡Unos cuantos dólares! Para muchas personas, eso era lo que gastaban en un mes entero para su vida diaria.
Este comentario no fue precisamente amable, y Azula no quería seguir por ese camino. “¿Qué necesitas de mi?”
Helena se acercó lentamente, balanceando su raqueta. “Escuché que te comprometiste con Mauro, ¿es verdad?”
“Asi es”, afirmó Azula.
Ese “asi es” era como un clavo que se hundia en el pecho de Helena, dejándola con los ojos rojos de rabia. “¿Y qué si estás comprometida? ¿Crees que, porque te comprometiste con él, Mauro realmente va a casarse contigo?”
“No lo creo asi”, dijo Azula con calma.
“No me lo creo, contestó Helena con sarcasmo. “Azula, mentir te hace ver fea.”
“¿Eres la novia de Mauro?”
Helena quiso decir que sí, la palabra estaba en la punta de su lengua, pero se la tragó.
Lo conoció en su primer año de universidad, y ahora, en su cuarto año, después de más de tres años, todos los compañeros que les conocían pensaban que eran pareja.
Sin embargo, solo ella sabía que Mauro ni siquiera se dignaba a mirarla de frente.
¿Cómo podria ser la novia de Mauro?
El silencio de Helena fue como una admisión para Azula.
“Si eres la novia de Mauro, entonces deberías saber que nuestro compromiso fue por presión familiar. Él me dejó bastante claro que no le gusto.”
Helena se aferró a esas palabras, “¿Te dijo que no le gustabas?”
“Puedes estar tranquila”, aseguró Azula.
La calma de Azula y su actitud despreocupada al mencionar a Mauro irritaban aún más a Helena.
De repente, se lanzó hacia adelante, agarrando la barbilla de Azula, “Azula, Mauro es un hombre que tú nunca podrás alcanzar. Mantente lejos de él. De lo contrario, te aseguro que te haré expulsar de la Universidad de la Capital.”
Azula siempre había sido amable y no quería enemistarse con nadie, pero eso no significaba que no tuviera caracter. Empujó a Helena y la dijo: “Si quieres a Mauro, puedes quedártelo. Pero si intentas usar métodos viles contra mi para que me expulsen de la universidad o cualquier otra cosa, no te lo pondré fácil.”
Helena se quedó sin palabras.
¿Esta mujer creía que Mauro era un juguete para ella?
¿Creta que podia tenerio solo porque asi lo queria?
Azula dijo. “En realidad, ni siquiera te conozco, y tampoco tengo la intención de hacerlo, así que por favor, no vengas a buscarme de nuevo. No quiero tener ninguna relación contigo”.
Habiendo dicho eso, Azula se marchó.
Helena observó su elegante silueta salir y, enfurecida, lanzó su paleta de tenis contra la pared, rompiendo la costosa pleza. “¿Quién se creía Azula? ¿Pensaba que podía amenazarla en la Universidad de la Capital?”
La chica que había traído el mensaje salió, diciendo: “Helena, cálmate. No vale la pena enojarse con alguien de un lugar tan insignificante.”
Helena la miró friamente. Esta chica también era una ignorante.
Mar Azul no era un lugar cualquiera, y la familia Mandes de Mar Azul tampoco era una familia ordinaria.
Entonces, ¿cómo creerías que la familia Pinales iba a decidir que su hijo se casara con la hija de la familia Mandes?
