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Boda Relampago: El Lazo Inesperado Capítulo 1641

Capítulo 1641

Estaba Alano hablando cuando de pronto sono su celular.

Respondió de inmediato, “Maurito, estoy en la escuela.”

Azula no podía escuchar lo que Mauro decía al otro lado de la linea, pero solo oyó a Alano decir, “¿Qué tiene de raro que venga a la escuela hoy? Vine a ver a esa chica que vino hace unos días a casa buscando trabajo como tutora.”

Él hizo una pausa y continuó, “Qué coincidencia, resulta que es una estudiante de aquí. Así que vine temprano para ver si necesita ayuda con algo.”

Azula no tenia el más mínimo interés en sus asuntos. Aprovechando que Alano estaba al teléfono, agarró su maleta y se largó corriendo.

Mientras tanto, Alano seguía hablando, “Por cierto, me enteré de que tu familia te organizó un compromiso con otra nueva en la escuela. ¿Cuándo nos la vas a presentar para echarle un vistazo?”

Antes de que pudiera terminar, Mauro del otro lado del teléfono ya había colgado.

Escuchando el tono de ocupado, Alano sacudió la cabeza, “Bueno, si no quiere que la conozcamos, no insistiremos. ¿Pero qué onda con colgar de esa manera? Este chico cada vez es más difícil de entender.”

…g2

Azula siempre había sido muy independiente y rápidamente se adaptó a la vida escolar en grupo.

Las cuatro compañeras del dormitorio venían de diferentes provincias y en la Ciudad Capital no tenían a nadie, así que se hicieron amigas enseguida.

Después de familiarizarse, las otras tres bajaron la guardia.

Aún no habían empezado las clases cuando Azula ya sabía cuántas personas habia en sus familias e incluso. que el padre de una de ellas había sido infiel a su madre y que otra de las madres era maltrataba

Pero por razones personales, ella no podía contarles todo sobre si misma.

Unos días antes del inicio de clases, Azula aprovechó el tiempo para encontrar dos trabajos como tutora.

Había una escuela secundaria afiliada cerca de la Universidad de la Capital, y como la mayoría de los estudiantes vivían cerca, no tenía que caminar mucho para dar clases a domicilio.

Sus compañeras de dormitorio a menudo bromeaban con ella, “Azula, no pareces hija de una familia pobre, ¿cómo es que te esfuerzas tanto?”

Cuando escuchaba estas preguntas, ella siempre respondía con una sonrisa, “En este mundo, solo puedes contar contigo mismo.”

Ella sabia desde hacía mucho tiempo que solo podía confiar en sí misma.

Ese día, Azula volvió al dormitorio tarde después de las clases y sus compañeras aún no se habian dormido.

Isabel, una de ellas, le dijo, “Azula, el’orientador estuvo buscándote todo el día. Intentó llamarte varias veces, pero no pudo contactarte. Está muy preocupado. Llámale en cuanto puedas.”

Azula preguntó, “¿El orientador quería algo de mi?”

Otra compañera, Olivia, comentó, “Pasado mañana es nuestra ceremonia de bienvenida y tú eres la representante de los nuevos estudiantes para dar un discurso. Seguro que por eso te busca.”

Sin hacer más preguntas, Azula devolvió la llamada al orientador.

Apenas contestó, el orientador dijo, “Azula, hubo un cambio en el programa de la ceremonia de bienvenida. La escuela ajusto las reglas del discurso a último momento. No vas a hablar tú sola, sino que lo harás junto a un estudiante de curso superior. Ahora mismo voy a crear un grupo de chat para que se comuniquen sobre el

discurso y los detalles.”

Azula respondió con un simple, “Está bien.”

Tras colgar, en cuestión de segundos, su WhatsApp se iluminó con un nuevo mensaje.

El orientador había creado un grupo, donde escribió: [Les dejo aquí el procedimiento y el contenido del discurso, coordinenlo entre ustedes. Si tienen alguna duda, consúltenme.]

Azula contestó, [Entendido.]

La otra persona no respondió.

Su foto de perfil estaba en blanco y el nombre en WhatsApp era solo una coma.

Como él no tomaba la iniciativa, Azula decidió hacerlo.

Lo mencionó y escribió, [Compañero, cualquier cosa que necesites decir o pedir, no dudes en mencionarlo. Puedo adaptarme a tus necesidades.]

El mensaje parecía haber caido en el vacío.

Azula esperó un rato sin recibir respuesta y decidió irse a duchar.

Después de bañarse y recostarse en la cama, revisó su teléfono nuevamente antes de dormir. El otro estudiante seguía sin decir nada.

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