Capítulo 1630
“Las chiquillas como ella abundan por todos lados, acaso debería llevarme a cada una a casa para cuidarlas?” Al decir eso, Mauro levantó la mirada hacia afuera, encontrándose con la mirada de Azula, “¿Quién te mandó a escuchar a escondidas?”
Ella no tenía intención de espiar la conversación ajena, solo que se encontró con ella sin querer y antes de que pudiera esconderse, Mauro la descubrió.
Así que avanzó, se acercó a Mauro y se plantó frente a él, “No era mi intención escuchar su conversación.”
A Mauro poco le importaba si era intencional o no; verla le recordaba su vida controlada por otros, lo que le irritaba profundamente, “Ahora te doy dos opciones. Una, que Fiona busque un apartamento para que vivas ahi. Dos, si no aceptas la opción uno, agarras tus cosas y te vas.”
Fiona estaba desesperada, “Sr. Mauro…”
Azula interrumpió, “Yo elijo la opción tres.”
Mauro respondió con frialdad, “No te he dado una tercera opción.”
Ella continuó, “Sé que no quieres verme por aquí, pero ahora no tenemos opción.”
El chico frunció el ceño, su mirada se endureció, “¿Me estás amenazando?”g2
Azula lo nego, “Para nada. Las clases empiezan pronto y me mudaré al dormitorio. Pero eso tenemos que mantenerlo en secreto de nuestras familias.”
Fiona intentó advertir, “Señorita Azula, piénselo bien.”
Mauro bufó con desdén, “No te agrado, pero no puedes dejar de lado el apellido Pinales.”
Ella realmente quería rodar los ojos, ¿quién querría ese apellido?
Simplemente había aceptado la realidad, “Si chocamos ahora con la familia, sería como un huevo contra una piedra, sin ningún chance de ganar. Piénsalo bien. Hoy y mañana me quedaré aqui, pasado mañana temprano recogeré mis cosas para mudarme a la escuela, no te causaré problemas.”
Tras dejar esas palabras, Azula subió al segundo piso.
Mauro la llamó, “¡Azula, detente!”
Ella se giró, “¿Alguna otra cosa, Sr. Mauro?”
Al encontrarse con esos grandes ojos llorosos de la muchacha, las palabras duras que tenía en la punta de la lengua se disolvieron, “Te daré dos días más. Si no te mudas para entonces, te llevaré yo mismo.”
Azula agradeció, “¡Gracias!”
El hombre se quedó en silencio.
La chica que la noche anterior parecía una pequeña liebre indefensa, ahora parecia capaz de morder.
Fiona suspiró desde un lado, “Sr. Mauro, la señorita Azula es todavia una niña, ¿no podría ser un poco más gentil con ella?”
Él no respondió y se fue.
Fiona miró su figura alejándose y luego levantó la vista hacia el segundo piso, pensando en el futuro de Azula, no pudo evitar sentir pena por la joven.
De regreso en su habitación, Azula se puso un vestido blanco largo, se arregló rápidamente y bajó las escaleras con su pequeña mochila.
Capitulo 1630
Mauro ya se había ido, pero Fiona todavía estaba en la sala, “Señorita Azula, ¿también va a salir?”
Ella asintió, “Fiona, tengo que hacer unos recados, volveré antes de que anochezca. Cenaré fuera, no hace falta que guardes comida para mi.”
Fiona preguntó, “¿Y qué asuntos tiene que resolver? No hay chofer en casa y por aquí no es fácil conseguir un taxi. ¿Sabe manejar? Si es asi, hay coches disponibles en el garaje del Sr. Mauro, puede tomar el que quiera.“