Capítulo 1616
Rosa suspiro con un alivio que no podia ocultar, “Solo quiero asegurarme de que Azula esté bien, que siga con vida. Si ella está bien, aunque no nos reconozca, estare tranquila.”
Después de un breve momento de reflexión, Carla propuso, “Estuviste filmando en su pueblo, todo ese alboroto no pasó desapercibido. Si la persona que viste es realmente Azula y ella quiere reconocemos, podríamos dejarle una señal. Ella seguramente te buscará. Si no es así, simplemente confirmamos si es Azula sin causarle problemas ”
Rosa asintió, “De acuerdo, seguiré tu consejo.
Pero antes de que pudieran establecer una señal secreta, apenas habían regresado al hotel cuando un niño se les acercó, “Señorita, esto es para usted”
Tomando la carta que el niño le extendió, le preguntó, “Pequeño, ¿esto te lo dio la profesora Azucena para mi?”
El niño la miró con sorpresa, “No he dicho nada, ¿cómo lo supiste?”
Con una sonrisa, pellizcó su mejilla con cariño, “Porque soy un ángel caído del cielo, por eso lo sé.”
El asombro en los ojos del niño creció, “Entonces, ¿realmente eres un ángel? En el pueblo hoy todos decían que eras tan hermosa como un ängel caido del cielo, ¡y es verdad!”
Rosa se rio, encantada por el cumplido. Volvió a pellizcar las mejillas sonrosadas del niño, “Pequeño, tu pueblo está a varias millas de aquí, ¿cómo vas a volver?’g2
El niño señaló a una joven que esperaba no muy lejos, “Mi hermana está alli, me voy ángel, hasta luego!”
Después de una sonrisa y una pequeña despedida, el niño dio media vuelta y corrió hacia donde estaba su hermana.
Rosa abrió la carta de inmediato y al leerla, sus manos temblaron de emoción, “Carlita, mira, realmente es ella”
Miró a su alrededor preocupada, luego susurró, “Carlita, es Azula. Azula no está muerta, está viva y bien.”
Carla, al ver el contenido de la carta, también se emocionó mucho, “Rosa, esto es maravilloso”
Ella le dijo, “Azula quiere encontrarse con nosotras, vamos.”
Carla sugirio, “Vamos a tu habitación a prepararnos primero y luego nos vamos en secreto.”
“Está bien.” Rosa rápidamente buscó la dirección en su aplicación de navegación, “Carlita, la dirección que Azula nos dio es una granja cercana, a unos dos kilómetros. Podemos ir a pie.”
“Entonces caminaremos, dijo su amiga.
Para evitar ser reconocidas, ambas se disfrazaron y salieron del hotel en secreto, eligiendo caminar hacia el lugar de encuentro.
La noche era oscura y el camino difícil, así que les tomó casi cuarenta minutos llegar.
La granja estaba rodeada por campos de cultivo, todo estaba a oscuras excepto por una linterna colgando en la entrada.
Rosa y Carla miraron alrededor y se dirigieron hacia la luz de la linterna.
Al acercarse, vieron a alguien de pie junto a la cerca, sonriéndoles con calidez.
La persona que habian anhelado día y noche estaba justo frente a ellas, sin embargo, ambas estaban paralizadas por el miedo de que todo fuera un
sueño.
Inmóviles, Azula tuvo que acercarse a ellas y tomarles las manos, “¿Qué pasa? ¿Se asustan de ver a alguien que se suponia estaba muerta?”
Sus manos estaban cálidas, vivas.
En ese momento, Rosa y Carla finalmente se atrevieron a creer que la persona frente a ellas era realmente Azula
Ambas la abrazaron con fuerza, “¿Azula, de verdad eres tú?”
Azula les devolvió el abrazo, “Si, soy yo. Estoy viva, no he muerto.”
Carla y Rosa la soltaron solo para mirarla y tocarla una y otra vez, asegurandose de que realmente era ella, antes de volver a abrazarla con fuerza, “Estás viva, eso es maravilloso.”
Con una sonrisa, la mujer confirmó, “Si, estoy viva”
Desde la oscuridad, un hombre observaba a las mujeres bajo la luz de la linterna, sus ojos brillando rojos como si estuvieran a punto de derramar
sangre.
