Capítulo 1513
Viendo la triste expresión de Josef, Alexander dijo con satisfacción, “Él es el exmarido de Rosa. Rosa ya lo olvidó, también lo olvidó Irma?”
Rosa se quedó sin palabras.
¿Estos dos estaban conspirando?
¿De qué habían estado hablando mientras estaban fuera?
Irma dijo, “Ay… Ya estoy envejeciendo, mi memoria no es lo que solía ser. Vamos a cenar. Si no tienes nada importante que hacer, puedes dejar a mi hijo Abel y marcharte.”
Rosa le susurró a Irma, “Mamá, Josef nos ayudó mucho. Fue el doctor que trajo quien atendió la herida de Abel.”
Irma miró a Rosa con seriedad, “Si no tienes intenciones de reconciliarte con él, no deberias aceptar ninguna ayuda más de su parte, o nunca podrás cortar lazos con él.”
Rosa trató de explicarse: “No pensé en aceptar su ayuda, solo fue una emergencia”
Irma la interrumpió severamente, “No busques excusas “g2
Su hija no dijo nada.
Irma continuó: “Ahora dime, ¿quieres cortar lazos con él por completo o quieres reconciliarte?”
Rosa le respondió, “Por supuesto, quiero cortar completamente los lazos con él.”
“Bueno, si tú no puedes hacerlo, yo te ayudaré.” Irma entró en la casa y cuando volvió, tenia en la mano un fajo de billetes arrugados, ganancias de su pequeño negocio.
Le entregó el dinero a Josef, “Josef, aquí tienes 200, ¿será suficiente para pagar los gastos médicos de Abel? Si no es suficiente, te pagaré más por WhatsApp.”
Josef preguntó con confusión, “Mamá, ¿qué estás haciendo?”
Irma le respondió, “Ya te dijimos claramente que ya no tienes nada que ver con Rosa. Prometiste dejarnos en paz. Como presidente del Grupo Fermín, ¿por qué no cumples tu palabra?”
Josef dejó a Abel a un lado y arregló nerviosamente su ropa, “Prometi dejarla volver a casa, pero no prometi no tener contacto con ella en el futuro”
Irma mostró su desaprobación: “Con tu apariencia y riqueza, puedes tener a cualquier chica que quieras, no entiendo por qué sigues aferrado a Rosa. No le hace ningún bien a su reputación Irma le metió el dinero en la mano, Toma este dinero, no quiero que mi hija te deba nada.”
Josef aceptó el dinero, se dio la vuelta y se lo entregó a Abel, “Este es el dinero para tus materiales escolares. Guardalo.
Abel no dijo nada..
¿Podia realmente quedarse con el dinero?
Si no lo tomaba, parecía aún menos apropiado.
¿Debería dejar que él maneje este problema delicado?
Josef miró a Rosa de nuevo, “Me voy. No tienes que preocuparte por tu padre y Abel, tendré a alguien cuidándolos.”
Rosa dijo, “No, no es necesario…”
Josef no le hizo caso, se dio la vuelta y se fue.
Rosa de repente tenía una sensación extraña.
Realmente no podia entenderse a sí misma.
Ver la mirada de decepción en los ojos de Josef le causaba una extraña incomodidad.
Alexander dijo, Josef, que te vaya bien. Esperamos que no vuelvas a perturbar nuestra vida tranquila.”
Josef no respondió, y rápidamente desapareció de su vista.
Rosa preguntó, “Mamá, Alexander, ¿de qué estuvieron hablando durante el tiempo que no estuvimos?”
Alexander respondió, “Lo mismo que acabas de ver.”
Alexander continuó, “¿Es que no puedes dejar ir a Josef?”
Rosa seguía sin responder.
Alexander continuó, “Si realmente lo extrañas, ve a buscarlo. Aún no está lejos, todavía tienes tiempo.”
Rosa no queria seguir hablando de eso y se volvió hacia su madre, preguntándole: “Mamá, ¿papȧ realmente puede manejar esta situación?”
Irma respondió, “Pásame los ingredientes para la parrillada.”
Rosa, frustrada, golpeó el suelo con su pie y exclamó: “¡Mama!”