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Boda Relampago: El Lazo Inesperado Capítulo 1446

Capítulo 1446

Alejandro le sorrió diciendo, “Ya entiendo, ¡Gracias!”

Carla habló con la ancians, “Señora, mi marido me ama profundamente. Solo que recientemente ha perdido algo de confianza en si mismo, asi que necesito decirle en voz alta lo mucho que lo amo y que es lo mejor para mi. Les pido que sear testigos de esto.”

La anciana dicc “Un joventan quapo, alto y fuerte, con un gran carisma, seguro que es el desen de muchas chicas. ¿Por qué le faltarla confianza en si imisma?”

Carla dio. Quizás no he hecho lo suficiente aún

Alejandro le respondió, “No digas tonterias, ya has hecho mucho.”

Carla le sonrió diciendo: “Ahora me crees?

Alejandro dija, slo entiendo ahora”

Carla le agarró la mano, “Señora, señor gracias por ser testigos. Planeamos ir de compras ahora, no queremos seguir molestandolos.”

La pareja de ancianos respondió: “Adiós!”

Carla dijo. “¡Adiós

Después de desordirse de la pareja de ancianos, Carla dic, “Amor, vámonos vamos de compras.”

Alejandro le respondid, “Vamos”

Poco después, el cielo se oscureció gradualmente.

Las luces de colores iluminaron la ciudad

Rosa yagia en la cama de hospital, con los ojos cerrados, fingiendo estar dormida.

Josef se sentó junto de su cama y dijo en voz baja, “Rosa, lamento lo que pasó hoy con la falsa enfermera

Rosa escucho, pero no quiso responder

¿Una disculpa?

De repente se le v no una frase a la mente., “Si las disculpas sirv eran para algo, ¿para qué necesitariamos a la policia?”

Un accidente de coche casi le costó la vida.

¿Acaso una simple disculpa puede solucionar esto?

Josef extendió Is mano para tomar la suya pero peraando en su fuerte rechazo hacia el se deluvo, “Hoy le pedi a Vicente que cambiara el equipo de seguridad, rangún desconocido se te acercará de nuevo.”

Elya habia dicho algo similar anteriormente.

Decia que la seguridad era estricta, que nadie podía entrar sin su permiso.

¿Y aun asi alguien logró entrar hoy?

¿Qué quedaba en el para creer?

Josef no sabia de las dudas de Rosa, y continué hablando Sé que me estas culpando, per eso has olvidado quién soy. Pero, Rosa, ¿puedes darme un poco de tiempo? Encontraré la manera de hacer que me recuerdes”

Rosa no dijo nada

¿Quién queria recordarlo?

Ella desde luego no.

Preferina que se mantuviera alejado y que nunca más apareciera frente a sus ojos.

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