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Boda Relampago: El Lazo Inesperado Capítulo 1200

Capítulo 1200
Alba inmediatamente siguió a Carla y dijo, “Te acompaño.”
Pero Enzo intervino, “Tú quédate aquí.”
Carla y Alba se detuvieron.
Carla pensó que Enzo la estaba llamando, pero cuando se volteó para mirarlo, se dio cuenta de que estaba llamando a Alba.
Una sensación extraña surgió en Carla, causándole incomodidad, pero luchó por aguanta rse.
Carla fingió estar relajada mientras observaba a Enzo y Alba discutiendo algo.
Alba miró a Carla y luego regresó al lado de Enzo, “Señor Farré…”
Enzo dijo, “Llama a Mariano Puig, necesitamos tener el plan listo para esta noche.”
“De acuerdo.”
Carla se dio cuenta de que solo estaban hablando de trabajo y se recriminó a sí misma por pensar que había algo entre Enzo y Alba.
Carla se dirigió a la cocina y preguntó, “¿Doña Marta, la comida está lista?”
“Todo está listo.”
“Bien, voy a llamarlos para comer.”
Carla regresó a la puerta de la cocina, “Alba, la comida está lista. Invita a Enzo a comer.”
*Bien, estaremos allí enseguida.” Alba respondió.
Carla volvió a la cocina y junto con Doña Marta prepararon la comida. Pronto, colocaron varios platos en la mesa.
Enzo y Alba llegaron.
Como siempre, Enzo primero jaló la silla donde usualmente se sentaba Carla, pero dejó que Alba se sentara allí.
Carla miró a Enzo, pero su atención no estaba en ella.
Después de varios días sin verse, Enzo finalmente regresó a casa, pero ignoró completamente a Carla.
Incluso la persona más paciente no podría soportar tal descuido, y Carla no era una persona paciente.
Pero considerando que había otras personas presentes, Carla contuvo sus emociones y no se enojó con Enzo.
Doña Marta dijo sin rodeos, “Señorita Alba, ese es el lugar donde usualmente se sienta Carlita.”
Alba se quedó atónita por un momento y rápidamente se levantó, “Lo siento, yo…”
“Es solo un asiento, siéntate si quieres. Todos somos familia aquí, no seas tan formal, haz lo que te haga sentir cómoda.”
Carla le sirvió comida a Alba, “La comida que hace Doña Marta es muy buena, pruébala.”
Alba dijo, “¡Gracias!”
Carla sonrió y luego dijo, “Hay una habitación en el segundo piso donde solía quedarme cuando venía aquí. Doña Marta la limpia regularmente, ¿qué tal si te quedas allí esta noche?”
Alba respondió, “Haré lo que tú digas.”
Doña Marta pareció un poco molesta.
¿Cómo podía Carla ser tan ingenua? Invitar a alguien a cenar era suficiente, ¿por qué también la invitaba a queda rse?
Doña Marta no pudo convencer a Carla, por lo que solo podía esperar que Enzo hiciera que Alba se fuera por su cuenta, que no permitiera que otra mujer se quedara allí.
Doña Marta no esperaba que Enzo dijera, “No necesitas quedarte en la habitación donde solías quedarte. Deja que Doña Marta te prepare una habitación nueva.”
Doña Marta se alteró, “Enzo…”
¿Acaso no entendía lo que estaba diciendo?

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